Tuesday, October 8, 2013

With Pope Francis, the Third World has come to the Vatican

Leonardo Boff

29 September 2013

There is broad awareness of the many innovations that Pope Francis, the Bishop of Rome, as he likes to be called, has introduced in papal behavior and in his style of presiding over the Church, with tenderness, comprehension, dialogue and compassion. More than a few are perplexed, because they were accustomed to the classic style of the popes, forgetting that it is a style handed down from the pagan Roman emperors, from the name «Pope» to that richly adorned cape on their shoulders, the muceta, the symbol of absolute imperial power, which Francis promptly rejected.

We must remember once again that the present Pope comes from the periphery of the central European Church. He has a different ecclesiastical experience, with new customs and with a different way of experiencing the world and its contradictions. As he consciously expressed it in his lengthy interview with the Jesuit magazine, Civilta Catolica: «The young Churches have developed a synthesis of faith, culture and the life hereafter, which therefore is different from that developed by the older Churches». They are not characterized by change, but by stability and it is hard for them to incorporate new elements coming from the modern secular and democratic culture.

Here Pope Francis emphasizes the difference. He has the consciousness that he comes from a different manner of being Church, which has matured in the Third World. The Third World is characterized by profound social injustices, by the absurd number of favelas, shanty towns, that surround almost every city, by the always despised native cultures, and by the legacy of slavery shadowing the afro-descendants, who are subjected to great discrimination. The Church understands that, besides her specific religious mission, she cannot avoid her urgent social mission: to stand with the weak and oppressed, and to struggle for their liberation. In several gatherings the Bishops of the Latin-American and Caribbean continent, (CELAM), developed the preferential option for the poor in challenging their poverty, and the liberating evangelization.

Pope Francis comes from this ecclesiastical and cultural breeding ground. Here, in the Third World, these options, with their theological reflections, with their form of living the faith in community networks and with celebrations that incorporate the popular style of praying to God, are obvious matters. But they are not so for Christians of the old European Christianity, who are filled with traditions, theologies, cathedrals and a sense of the world impregnated with the Greek-Roman-Germanic culture in the articulation of the Christian message. Because the Pope comes from a Church that gave centrality to the poor, he first visited the refugees in the Isle of Lampedusa, continued with the Jesuit center in Rome, and then the unemployed in Corsica. It is natural for him, but it is almost a «scandal» for the Roman curia, and unprecedented to other European Christians. The option for the poor reaffirmed by the last Popes was purely rhetorical and conceptual. There was no real encounter with the poor and with those who suffer. Francis does exactly the opposite: the good news is affective and effective praxis.

Perhaps these words by Francis clarify his style of living and of seeing the mission of the Church: «I see the Church as a field hospital after a battle. It is useless to ask a gravely wounded soldier if his cholesterol and blood sugar are high. First the wounds must be healed, then we can talk of the rest». «The Church, --Pope Francis continues--, often focuses on small things, on petty precepts. The most important, much better, is to first announce: "Jesus saved you". For this, the ministers of the Church must in the first place be ministers of mercy. The structural and organizational reforms are secondary, that is, they come later. Therefore, the first reform must be the reform of attitude». «The ministers of the Gospel must be capable of warming people's hearts, of walking with them in the night, knowing how to dialogue, and also being able to enter their night, their obscurity, without getting lost». «The people of God –Pope Francis concludes– want pastors, not functionaries or clerics of the State». In Brazil, talking to the Bishops of Latin America, the Pope tasked them with forging a «revolution of tenderness».


Therefore, centrality is not given to doctrine and discipline, so dominant lately, but to humans, and their searches and inquires, be they believers or not, as Pope Francis showed in his dialogue with Eugenio Scalfari, the former editor of the Roman daily, La Repubblica, who himself is a non-believer. These are new winds that blow from the new peripheral Churches, touching the whole Church. Spring is really coming, filled with promises.

Free translation from the Spanish sent by
Melina Alfaro, alfaro_melina@yahoo.com.ar,
done at REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas, EE.UU.

Con el Papa Francisco, el Tercer Mundo en el Vaticano


Leonardo Boff


2013-09-29

Son conocidas las muchas innovaciones que el Papa Francisco, el obispo de Roma como le gusta que le llamen, ha introducido en los hábitos papales y en el estilo de presidir la Iglesia, en la ternura, la comprensión, el diálogo y la compasión. No son pocos los que están perplejos, porque estaban acostumbrados al estilo clásico de los papas, olvidando que es un estilo heredado de los emperadores romanos paganos, desde el nombre de «Papa» a esa capa sobre los hombros ricamente adornada, la muceta, símbolo el poder imperial absoluto, rechazada rápidamente por Francisco.

Hay que recordar una vez más que el actual Papa viene de la periferia de la Iglesia central europea. Tiene otra experiencia eclesial, con nuevas costumbres y otra forma de sentir el mundo con sus contradicciones. Conscientemente lo ha expresado en su larga entrevista a la revista jesuita Civiltà Católica: «Las Iglesias jóvenes desarrollan una síntesis de fe, cultura y vida en devenir, y por lo tanto diferente de la desarrollada por las Iglesias más antiguas». Éstas, no están marcadas por el cambio sino por la estabilidad y les cuesta incorporar nuevos elementos provenientes de la cultura moderna secular y democrática.

Aquí el Papa Francisco have hincapié en la diferencia. Tiene conciencia que viene de otra manera de ser Iglesia, madurada en el Tercer Mundo. Este se caracteriza por profundas injusticias sociales, por el número absurdo de favelas que rodean casi todas las ciudades, por las culturas autóctonas siempre despreciadas y por el legado de la esclavitud de los afrodescendientes, sometidos a grandes discriminaciones. La Iglesia entiende que, además de su misión religiosa específica, no puede eludir una misión social urgente: ponerse del lado de los débiles y de los oprimidos y luchar por su liberación. En varias reuniones los obispos continentales de América Latina y del Caribe (CELAM) maduraron la opción preferencial por los pobres contra su pobreza y la evangelización liberadora.

El Papa Francisco viene de este caldo eclesial y cultural. Aquí, estas opciones con sus reflexiones teológicas, con su forma de vivir la fe en redes de comunidades y con celebraciones que incorporan el estilo popular de orar a Dios, son cosas evidentes. Pero no lo son para los cristianos de la vieja cristiandad europea, llena de tradiciones, teologías, catedrales y un sentido del mundo impregnado de la cultura greco-romana- germánica en la articulación del mensaje cristiano. El Papa por venir de una Iglesia que dio centralidad a los pobres visitó primero a los primeros refugiados en la isla de Lampedusa, a continuación, en el centro de los jesuitas en Roma y luego a los desempleados en Córcega. Es natural para él, pero es casi un «escándalo» para la curia y sin precedentes para otros cristianos europeos. La opción por los pobres reafirmada por los últimos Papas era sólo retórica y conceptual. No había un encuentro real con los pobres y los que sufren. Francisco have exactamente lo contrario: el anuncio es práctica afectiva y efectiva.

Tal vez estas palabras de Francisco aclaren su manera de vivir y de ver la misión de la Iglesia: «Veo la Iglesia como un hospital de campaña después de una batalla. Es inútil ponerse a preguntar a un herido de gravedad si tiene el colesterol y la glucosa altos. Primero hay que curar las heridas, luego se puede hablar de lo demás». «La Iglesia –continúa– a veces se cierra en las pequeñas cosas, en pequeños preceptos. Lo más importante, más bien, es el anuncio primero: "Jesús te salvó". Por eso, los ministros de la Iglesia, en primer lugar, deben ser ministros de la misericordia y las reformas estructurales y de organización son secundarias, es decir, vienen después, por tanto la primera reforma debe ser la de la actitud». Los ministros del Evangelio deben ser capaces de calentar los corazones de las personas, caminando con ellas en la noche, saber dialogar y también entrar en la noche de ellas, en su oscuridad sin perderse». «El pueblo de Dios –concluye– quiere pastores y no funcionarios o clérigos de Estado». En Brasil, hablando a los obispos de América Latina les pidió hacer la «revolución de la ternura».


La centralidad, por lo tanto, no está ocupada por la doctrina y la disciplina, tan dominantes en los últimos tiempos, sino por la persona humana y en sus búsquedas e indagaciones, sea o no sea creyente, como lo demostró en el diálogo con el ex editor del diario romano La Repubblica, Eugenio Scalfari, una persona no creyente. Son nuevos aires que soplan desde las nuevas iglesias periféricas aireando toda la Iglesia. La primavera realmente está llegando, llena de promesas.


Wednesday, October 2, 2013

Carta Pública al Papa Francisco: una Asamblea por la vida en la Tierra


Carísimo Papa Francisco,

Nosotros, los cristianos abajo firmantes, así como personas de otras religiones y personas de buena voluntad, le dirigimos esta carta pública con una petición muy especial. Nos gustaría que Usted convocase un evento global, como una Asamblea, para la defensa de la vida en la Tierra.

Hoy la vida está herida de muerte por el hambre (900 millones de personas en el mundo), por la sed (1200 millones de personas no tienen agua limpia para beber todos los días y 2400 millones carecen de saneamiento básico), por las guerras, por la destrucción del medio ambiente (suelos, agua, biodiversidad, aire) y, sobre todo, se cierne sobre la humanidad y sobre todas las formas de vida la amenaza asombrosa de los cambios climáticos. Como dice el Documento de Aparecida, estamos atravesando no solo una época de cambio, sino un cambio de época (DAp 44). Una sociedad consumista y depredadora como la actual no es futuro para el conjunto de lahumanidad.

Cuando Dios creó el mundo entregó la Tierra a los hombres y mujeres para que nosotros “la cultivásemos y guardásemos” (Gen 2,15). Después del diluvio, cuando Noé salió del Arca con sus familiares y todos los animales que estaban en ella, Dios hizo con ellos una alianza primordial, diciendo: “por mi parte voy a establecer una alianza contigo y con tu descendencia, con todos los seres vivos que están con vosotros, aves, animales domésticos y salvajes, en fin, con todos los animales de la Tierra que salieron con vosotros del arca” (Gen 9, 9-10). El propio apóstol Pablo nos dice que “también la misma creación espera ser liberada de la esclavitud de la corrupción, en vista de la libertad que es la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8, 21). Por tanto, Dios ama todo lo que ha creado y nos ha dado el mandamiento de cuidar de su creación.

Los pueblos tradicionales y originarios y, últimamente, los científicos han denunciado que todas las formas de vida corren peligro sobre la faz de la Tierra. Sin embargo, no existe una respuesta a la altura del desafío de este momento de la historia por parte del mundo político y económico. Como Usted mismo ha dicho, no podemos aceptar pasivamente la globalización de la indiferencia.

Usted tiene autoridad moral y espiritual ante toda la humanidad para convocarla a este urgente debate y aún más urgentes acciones. Le hacemos esta petición como una forma de contribuir a la efectividad de sus gestos, los cuales nos interpelan a una postura de cuidado y de protección de la vida amenazada. Gestos estos expresados en la ida a Lampedusa, en la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil, en la visita a los inmigrantes en Italia, o en el ayuno contra las guerras. En caso de que usted convoque una Asamblea para defender la vida en su plenitud, no sólo para oír a los especialistas, sino también a los pueblos originarios impactados por la destrucción de su ambiente, a los afectados y refugiados por los cambios climáticos, a las víctimas del hambre y de la sed, ciertamente gran parte de la humanidad atenderá con prontitud este llamamiento.

Es lo que los abajo firmantes también esperamos. Con respeto y un abrazo fraterno, en el espíritu de san Francisco de Asís, en comunión con todas las formas de vida y toda la humanidad, confirmamos nuestra petición.

Brasilia-DF, 16 de septiembre de 2013


An Open Letter to Pope Francis: an Assembly for Life on Earth


Dearest Pope Francis,

We, the undersigned Christians, as well as persons of other religions and persons of good will, address this Open Letter to You, with a very special petition. We would like You to call a global event, such as an Assembly, in defense of life on Earth.

Today life is mortally wounded: by hunger (900 million people worldwide), by thirst (1200 million persons do not have clean water to drink every day, and 2400 million lack basic sanitation), by war, by the destruction of the environment (the soil, water, biodiversity, air) and, above all, humanity and all forms of life are threatened by astonishing climate changes. As the Aparecida Document says, we are experiencing not only an epoch of changes, but a change of epoch (DAp 44). A consumerist and predatory society such as at present holds no future for humanity as a whole.

When creating the world, God gave the Earth to men and women for us “to cultivate it and to guard it” (Gen 2,15). After the Flood, when Noah left the Ark with his family and all the animals that were there, God made with them a primordial alliance, saying: “For my part, I will establish a covenant with you, and with your descendents; with every living creature that is with you, with the birds, the domestic and wild animals. In sum, with all the animals of the Earth that leave the ark with you” (Gen 9, 9-10). Apostle Paul himself tells us that “creation itself awaits liberation from the bondage of corruption into the freedom that is the glory of the children of God” (Rom 8, 21). Thus, God loves all that God has created and has commanded us to care for this divine creation.

The traditional and original peoples and, lately, the scientists, have warned that all forms of life on the face of the Earth are in danger. Yet, there exists no response from the political and economic world that is equal to the challenge of this historical moment. As You, Yourself, have said, we cannot passively accept the globalization of indifference.

You have the moral and spiritual authority with all of humanity to call it to this urgent debate and even more urgently needed actions. We petition you as a means of contributing to the effectiveness of your gestures, which call us to care for and protect life under threat. You expressed these gestures on the way to Lampedusa, during the World Gathering of Youth in Brazil, in your visit with the immigrants in Italy, and in the fast against war. If You do call an Assembly to defend life in its plenitude, listen not only to the specialists, but also to the original peoples impacted by the destruction of their environment, to those affected by, and refugees from, climate change, to the victims of hunger and thirst. Certainly, a great part of humanity will promptly heed this call.

This is what we, the undersigned, also wish. With respect and a fraternal embrace, in the spirit of Saint Francis of Assisi, in communion with all forms of life and all of humanity, we confirm our petition.

Brasilia-DF, September 16, 2013
or,  directly in the link of  avaaz http://www.avaaz.org/po/petition/Convocacao_para_a_defesa_da_vida_na_Terra_Carta_Publica_ao_Papa_Francisco/?wjKSWdb